Nuestro taller de verano lo preparó Javier Esteban, uno de nuestros diseñadores. Javi está muy concienciado en temas ambientales y nos propuso un plan que aunaba reciclaje y expresión gráfica.

La idea fue organizar una jornada de recogida de residuos en la playa y con lo recogido hacer alguna composición, fuera una escultura o un dibujo sobre la arena. Si podíamos mover esa composición por las redes sociales y concienciar un poco sobre esta problemática, mucho mejor. Como premio por el esfuerzo, Javi proponía comer paella en algún chiringuito y disfrutar del resto del día en la playa.

Y así hicimos. Quedamos en el estudio un día de julio para ir todos juntos en coche hasta la zona de can Picafort. Mientras todos llegamos hicimos un café y empezamos a planificar la jugada. Como Gavi no llegaba y no queríamos empezar sin él, decidimos esperarle en remojo.

Cuando estuvimos todos dimos el sus para empezar a recoger residuos. Recorrimos la costa, recogimos tapones, latas, botellas, palos de chupachups y colillas y nos pegamos los baños que hicieron falta. Y nos pusimos mucha mucha crema que ese día el sol pegaba fuerte.

Y entre baños y paseos se nos tiró el tiempo encima y no dio tiempo a hacer nada con la basura recogida, así que la llevamos a los contenedores, la separamos y nos fuimos directos al Mar y Paz, un chiringuito en primera línea de mar con un poder secreto… la piscina de agua salada.

Llegamos, nos bañamos, hicimos un vermut, nos bañamos, descubrimos el yukhoe coreano, comimos paella, comimos banofee y nos lo pasamos piruleta. Y luego, nos bañamos.

En este taller no solo participamos los miembros del equipo, sino que también se apuntaron los mini-mandarinos, los hijos de Pilar, Carlos y Gavi, quienes además fueron los más implicados en todas las tareas, incluida la de comer paella.

Un día redondo, un día de verano. Sólo decir que nos fuimos con ganas de repetir.