A principios de 2018 teníamos ganas de poner en marcha un proyecto propio, que hablara de nosotros, que nos permitiera pasar tiempo juntos y que nos sirviera para seguir aprendiendo sobre nuestra profesión. Y así, dimos con la idea de los talleres.

En Mandarina, un taller es cualquier actividad que podamos hacer en grupo. ¿Cómo funciona? Una vez al mes, un miembro del equipo organiza una jornada que tenga que ver con algún aspecto de nuestro trabajo (o no), pero sobre todo que sirva para pasar un buen rato juntos, en familia.

Ahora que se acerca el final del año, y ya estamos haciendo balance de cómo ha ido todo, queremos compartir con todos vosotros cada uno de nuestros talleres.

De la organización del primer taller se encargó Carlos Belío, nuestro gestor de cuentas. Como buen amante de la gastronomía su taller no podía ser otro, y decidió contactar con una bodega, la bodega Mesquida-Mora en Porreres que son pioneros de la viticultura biodinámica en Mallorca. Se nos planteó así una oportunidad perfecta para conocer un proyecto innovador de cerca y poder analizarlo desde el punto de vista del branding, el diseño y la comunicación (y el gusto, la vista y el olfato).

Y así fue. Un viernes de marzo nos encontramos en el estudio, nos repartimos en coches y pusimos rumbo a Porreres. Mientras esperábamos a Pilar y a Carlos que estaban en una reunión hicimos una parada estratégica en S’Hostal de Montuïri, un básico clásico de los pa amb olis de la isla. Panxa plena y todos juntos, continuamos hasta la calle Pas des frare s/n en Porreres.

Llegamos a las bodegas, donde sa madona Bárbara Mesquida nos estaba esperando. Bárbara es la cuarta generación de una de las familias con más tradición vinícola de la isla. Se ha criado entre vides y barricas, y conoce como nadie la cultura del vino.

Bárbara nos cuenta su historia. En 2012 arranca la nueva marca Mesquida-Mora, una apuesta por la diferenciación, por la agricultura ecológica biodinámica y la tierra de Mallorca. Un bonito proyecto que habla de respeto por el medio, que destila coherencia y que recoge el saber de la tradición familiar.

Los vinos Mesquida-Mora son fruto del mimo y el amor por los pequeños detalles. El cuidado de la tierra, las labores del campo, la selección de cepas, los procesos, el nombre de los vinos, el diseño de las etiquetas, los corchos… Todo ha sido detenidamente pensado y supervisado por Bárbara. Todo tiene un porqué, todo tiene su sentido y todo encaja de una forma muy natural.

Hizo buen día, perfecto para disfrutar del viñedo. También visitamos la bodega y los depósitos donde los vinos maduran. Bárbara nos explicó el proceso de elaboración del vino, pero también el proceso de la nueva marca que forma parte de su propio proceso vital.

También nos habló de sus vinos. Mientras nos contaba qué significa ACROLLAM o TRISPOL y el porqué del grafismo de sus etiquetas, los degustamos uno a uno acompañados de quesos, albaricoques y galletas de aceite, todo de la tierra.

Y entre vinos y vides se nos pasó la mañana y llegó la hora de volver a casa. Nos fuimos con algunas botellas y con el buen sabor de boca que dejan los proyectos llenos de ilusión.