P: Y seguimos con otro anglicismo de su cuño: Brandoffon. El offline y el online ya son inseparables. ¿Cómo se mueven las marcas ante esta nueva realidad?
R: Brandoffon es un neologismo que nace como una necesidad de explicar que ya no estamos viviendo una era de cambio, sino un cambio de era. En definitiva, y para resumirlo, Brandoffon es el Branding del futuro, pero cuando hablamos de futuro ya hablamos de hoy, de ahora. ¿Qué pasa con el on y el off? Pues esa ya es una discusión vieja. Las empresas que se estén planteando en este momento si les conviene incorporar el online o el offline, están absolutamente fuera de su tiempo. Las empresas tienen que actuar allá donde estén sus clientes y sus potenciales clientes, y estos están, indudablemente, tanto en el espacio físico como en el espacio digital. Si eligen estar en un sólo espacio, normalmente se pierdan gran parte de esa socialización o ese intercambio que, sobre todo en lo digital, aporta un conocimiento casi total de la persona, aportando información sobre a dónde va, qué hace, cómo lo hace, durante cuánto tiempo, con quién lo comparte…
Brandoffon es cómo hay que hacer Branding hoy, y el que se siga planteando si online u offline, al igual que el que se plantee si una marca es un logo, que se dedique a otra cosa. Es muy respetable, pero que no se dedique al mundo de los negocios.
P: Guy Kawasaki dijo esto de “al final, o eres diferente o eres barato”. ¿Se puede ser competitivo hoy en día basando nuestra estrategia únicamente en el precio?
Es un reduccionismo, pero lo suscribo. Existen dos tipos de marcas: las que juegan a precio y las que juegan a experiencia inimitable. Podemos poner, por ejemplo, el caso de las marcas de aviación comercial. Tenemos en un extremo de la balanza a Emirates o Singapur Airlines, que claramente apuestan por diferenciarse a través de un servicio extraordinario; y, en el otro lado, a Norwegian Airlines, Easy Jet o Ryanair. ¿Las tres low cost son lo mismo? No. Yo creo que incluso dentro de estos dos grandes grupos, basados en la experiencia y en el precio, hay grandes diferencias. Y de cada vez más, los baratos buscan cuál es su aportación de valor para que, además de baratos, sean percibidos de cada vez mejor.
P: Si una de las cosas que intenta hacer el Branding es diferenciar a las empresas y sus servicios, ¿por qué nos encontramos con conceptos y estrategias tan similares en muchas?, ¿existe miedo a ser diferente?
R: Yo creo que vivimos en una especie de confusión general o de autoengaño general. Las dos palabras más importantes del siglo XXI no son “Internet” y “tecnología”, sino “cambio” y “miedo”. La mayoría de marcas se están dando cuenta de que está habiendo un cambio en la raíz de lo social, que no sólo impacta en lo económico o en lo empresarial, sino que también en lo cultural y en nuestra forma de relacionarnos. Sin embargo, las marcas siguen muy temerosas no solamente a entender el cambio, sino también a asumirlo; ni siquiera hablamos ya de temor a adaptarse al cambio y, mucho menos, a crearlo. Las marcas exitosas, en lugar de adaptarse al futuro, crean el futuro. Pero las empresas son dirigidas por personas, y las personas, en general, prefieren encajar a destacar, porque eso, entre comillas, les da un ámbito de seguridad. Pero hoy lo más prudente es atreverse y no quedarse en un lugar de seguridad que ciertamente te va a llevar a una posición de irrelevancia en tu mercado.