Lo cierto es que la definición de lo que consideramos lujo está cambiando. En realidad ya llevaba cambiando mucho tiempo. Atrás quedaron los años de los dorados, los logos omnipresentes, la opulencia, la impostura y la necesidad de representar un status. Históricamente, el objetivo de la marca de lujo era crear un producto visto como económicamente exclusivo y superior. Hoy, sus clientes siguen buscando calidad, pero la forma en que definen esa calidad ha evolucionado.

El lujo está dejando de plantearse como imagen para pasar a sentirse como identidad. Su naturaleza ha cambiado profundamente en la última década, desplazándose de la voluntad de posesión de bienes exclusivos a la valoración prioritaria de otros bienes, a veces escasos, como el tiempo, y a veces deseados, como alcanzar una mejor calidad de vida. Hoy el lujo habla más de la capacidad de decisión y disposición sobre el propio tiempo y sobre las conexiones de ocio y disfrute que de la posesión de caros objetos o dinero, tiene mucho más que ver con todo aquello que nos hace libres y nos permite crecer.

El perfil del consumidor del lujo también ha mutado, se ha hecho más diverso. Aunque sigue existiendo el perfil clásico y tradicional, se suman a este nicho otros mucho más jóvenes y con influencias de otras culturas y mercados. De los experimentadores tecnológicos de corte más milenial que ven la innovación como ruta hacia la excelencia, hasta los perfiles más espiritualistas, que buscan el progreso, disfrutan de la inteligencia y se rodean de elegancia. Entre medio podemos encontrar al más tradicional sibarita y socializador, que busca sobre todo vivir despacio como máxima expresión de lujo, o el buscador de aventuras, el perfil ideal al que va dirigida esta propuesta hotelera, que persigue un tipo de vida distinto y propio y que busca sobre todo la autenticidad de la experiencia. 

En cualquier caso todos tienen en común que necesitan sentir la autenticidad del producto o del servicio de la marca que contratan. que debe demostrar una preocupación real no ya solo por el cliente, sino por la cultura local y el planeta, actuando de forma transparente y sostenible.

Para reflejar este nuevo concepto, planteamos una identidad relajada y orgánica, puro espíritu de Ibiza, definida por la presencia y la morfología de una tipografía singular, bohemia, salvaje y bella como es la Glypworld  en su variante meadow. No es una elección arbitraria o solo formal. GlyphWorld es una tipografía creada y ambientada en un mundo de fuentes alternativo compuesto por nueve paisajes: bosque, pradera, flor, montaña, aire, alma animal, glaciar, desierto y páramo. El proyecto amplía los límites de lo que puede ser una tipografía planteando una conexión emocional con nuestro entorno.

Cuenta con una personalidad arrolladora y en la identidad de Nativo Hotel se mueve libre y descalza sobre colores tierra planos, elegantes y naturales, que van del suave arena al verde olivo intenso pasando por el ocre anaranjado. Materiales orgánicos, sencillez y espíritu natural para una propuesta que nos invita a caminar descalzos, dejarnos llevar por la vida natural y salvaje en la isla de Ibiza, apreciar las bondades de la vida lenta y dedicar tiempo al relax y al placer.